Adolescencia no es sinónimo de problemas….
si sentamos correctamente las bases durante la infancia.
La adolescencia, más frecuentemente de lo que nos gustaría, se convierte para padres e hijos en una época conflictiva y difícil, de discusiones contínuas, de gritos, peleas, llantos y reproches.
Los papás que ahora tenemos niños pequeños, miramos con cierto recelo al futuro, imaginando lo que está por venir…imaginamos que nuestro dulce niño, amoroso y que tanto depende de nosotros, tal vez se convierta en un joven problemático, que se meta en líos, que nos discuta contínuamente, que empiece a suspender asignaturas, llegar tarde y mil cosas más.
Pero el que eso no suceda, está en gran parte en nuestras manos. Nuestra tarea ahora es educar, enseñar, formar a nuestro hijo para que más adelante viva la adolescencia de la manera más adaptativa posible, teniendo en cuenta que es una etapa compleja, pero bonita y enriquecedora.
Para ello debemos ser conscientes de la importancia de poner límites desde pequeños, de aprender a decirles “NO”, de dejar que se frustren, que aprendan de sus errores, que se equivoquen, que asuman pequeñas responsabilidades….tendemos a sobreproteger a los niños, es algo que hacemos de forma natural porque nos cuesta darnos cuenta de que están creciendo.
Siendo permisivos en exceso no estamos demostrando que les queremos más, sino lo contrario, porque un niño que siente que nos da igual lo que haga, piensa que no nos importa.
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