NIÑOS ALTAMENTE SENSIBLES: ¿un regalo envenenado?


 


Es así de rotundo y de simple: ser una persona altamente sensible puede convertirse en un regalo envenado, sobre todo si creces en un entorno hostil con las emociones, cerrado comunicativamente.


El NAS (Niño Altamente Sensible, U. Perona, 2020) empieza pronto a notar que es diferente (y sus papás también). Desde bien pequeño, sabe perfectamente que su mente no funciona como la de los demás. Percibe todo lo que sucede a su alrededor con gran detalle y suspicacia: las sutilezas de las sombras en la pared, el gesto repetitivo de su madre golpeteando con las uñas sobre el tapete cuando está nerviosa, incluso ha aprendido a reconocer si su padre llega de mal humor por la manera en que abre la puerta de casa y entra por el pasillo.


Los ruidos, las texturas de la comida, la soledad… tanto los estímulos que provienen del entorno como los internos (hambre, sueño, dolor…) resultan perturbadores.

A menudo la gente y el mundo le desbordan. Demasiado ruido, demasiadas palabras, demasiadas emociones. Demasiada información que procesar.

 

El término “alta sensibilidad” hace alusión a un rasgo de la personalidad identificado y acuñado por la psicóloga estadounidense Elaine Aron durante la década de los noventa.

Se conoce como rasgo de la sensibilidad de procesamiento sensorial (SPS), que implica una profunda sensibilidad sensorial y emocional.

 

LOS CUATRO PILARES DE LA ALTA SENSIBILIDAD

 

¿Cuál es la esencia de este rasgo? La clave se encuentra en cuatro pilares que definen esta personalidad:

 

1.     Procesamiento profundo de la información que se recibe. Reflexión intensa.

Los niños y niñas altamente sensibles tienen un nivel de procesamiento de la información muy elevado. Tienden a tener cierta tensión mental, pensar mucho las cosas antes de hacerlas y, frente al patrón de pensamiento de “pienso, actúo y, en función de los resultados, corrijo”, estas personas lo que hacen es pensar mucho y luego actuar.

 



2.    Gran empatía, una forma de vivir las emociones muy intensa y gran facilidad para percibir las emociones en los demás.

El niño altamente sensible tiene una gran sensibilidad a la hora de experimentar las emociones propias, pero también de percibir las emociones ajenas: son niños/as muy empáticos. Esto se ha demostrado con pruebas de neuroimagen (TAC, PET…) que muestran la actividad cerebral, y en las que se evidencia que estos niños tienen muy estimuladas las áreas del cerebro donde se ubican las neuronas espejo, que son las que nos hacen percibir los estados emocionales de los otros.


Al mismo tiempo, cualquier estímulo del exterior es experimentado de una manera muy intensa, con lo cual todo les afecta más: cualquier pequeño suceso puede ser un drama, una reacción de los demás les vuelve vulnerable, un mal gesto les duele profundamente…


A la hora de expresar las emociones son muy reactivos: si lloran, lloran con mucha intensidad; si están alegres, están muy alegres y, si se enfadan, puede ser una gran explosión.

 

3.     Desarrollo especial de los cinco sentidos, siendo capaz de percibir detalles sutiles.

Hay otra característica que está relacionada con la sutileza a la hora de recibir los estímulos sensoriales: olor, tacto, oído, vista, gusto… tienen una fineza sensorial que, a su vez, hace que sean más fácilmente perturbables, porque todo lo que viene de fuera es percibido de forma muy intensa.


En un bebé veríamos esto si se despierta muy fácilmente, si se perturba al mínimo ruido… y muchas veces atribuimos esto de forma equivocada a que es un niño quisquilloso, o demasiado mimado, y no tiene nada que ver. Cuando pensamos que haciendo esto nuestro hijo nos manipula o quiere molestarnos, estamos muy equivocados. Pensemos que, si está a gusto durmiendo, lo que quiere y necesita es seguir durmiendo, no tiene ninguna necesidad o interés de despertarse ante el mínimo ruido o 10 veces por la noche, es porque es muy sensible a los cambios.


En relación con el tacto, podemos observar por ejemplo aprensión por determinadas texturas, como pisar el césped descalzo, algunos tejidos o determinadas superficies.

 

4.    Facilidad de sobre estimulación debido a lo anterior. Se reciben muchos datos de manera muy vehemente, es algo abrumador.

La cuarta característica sería la sobreexcitación. El niño altamente sensible percibe todo lo que ocurre y lo que siente de una manera tan intensa que puede resultar desbordante.

Por eso, a menudo, presentan un carácter más introvertido o necesitan momentos de recogimiento. Se perturban emocionalmente con facilidad y necesitan desconectar de un mundo que a veces resulta demasiado para ellos.






En definitiva, tenemos un perfil de niños muy emocionales, sensibles, empáticos, creativos, y con una capacidad para procesar la información y decidir basada en el análisis. Esto se debe a que son capaces de integrar la información sensorial con eventos del pasado a la hora de tomar decisiones. También suelen presentar gusto por las artes y una gran creatividad, debido a esa sensibilidad especial y esa capacidad para expresarse a través del arte.


Con frecuencia, debido a esa facilidad para preocuparse por cuestiones trascendentales, pueden aparecer preguntas o preocupaciones sobre temas existenciales que a priori no asociaríamos a niños pequeños, como podrían ser las guerras, el sentido de la vida, o la maldad.

 

Si has identificado estos rasgos en tu hijo: ¡enhorabuena!  Tienes un bebé o un niño maravilloso. Pero su crianza también exigirá mucho de ti: más paciencia, más consciencia, más empatía y comprensión.


La crianza de un NAS es un reto enorme para los padres, sobre todo si ellos no son sensibles. Pero con amor y dedicación, seguro que serás el padre o la madre que tu hijo necesita.

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