ADICCIÓN AL CIBERSEXO EN ADOLESCENTES


Las adicciones son un grave problema de salud pública en la mayor parte del mundo. Afortunadamente se ha avanzado mucho en los últimos años en información sobre los cambios fisiológicos que producen las adicciones en nuestro organismo, los factores de riesgo que llevan a una adicción y tratamientos realmente eficaces ante estos trastornos. 



A pesar de haber avanzado en el ámbito de la investigación, en los últimos años también han sido identificadas nuevas formas de adicción, una de ellas es la adicción al sexo y más concretamente, la adicción al cibersexo. Uno de los factores facilitadores en el incremento del número de personas con este trastorno es el uso generalizado del ordenador por parte de casi toda la población. No cabe duda de que internet está alterando nuestros patrones de comunicación social y de relaciones interpersonales, y esto está influyendo también en el ámbito de la sexualidad. Lo que no nos hace extrañar que el sexo sea el tema más frecuentemente buscado en Internet. 

Existen cerca de 70.000 sitios web relacionados con el sexo y cada día se crean 200 nuevos sitios que incluyen pornografía y chats interactivos. 

Perfil de un adicto al cibersexo

Según investigaciones de otros autores (como Carnes, popularizador del término “adicción al sexo”) los sujetos adictos al sexo experimentan el mismo tipo de dependencia neuroquímica que otros adictos, como por ejemplo los alcohólicos, los jugadores compulsivos o los comedores compulsivos. Pues manifiestan patrones comportamentales relacionados con el sexo que son repetitivos e imparables y los propios adictos afirman que son destructivos tanto para sí mismos como para sus familias. 

Para entender la adicción al cibersexo primero tenemos que tener claro en qué consiste una adicción. El concepto de adicción tiene tres componentes básicos: 
1. Compulsividad: definida como la pérdida de la capacidad de elegir libremente si se detiene o se continúa una conducta. 
2. Mantenimiento de la conducta a pesar de sus consecuencias negativas: como por ejemplo pérdida de la salud en el caso de la adicción a las drogas, o del trabajo, pareja o libertad. 
3. Obsesión con la actividad: los pensamientos relacionados con la actividad son recurrentes varias veces al día. 

Cuando se conjuran estos tres aspectos, se le suma una alta frecuencia del uso de Internet con fines sexuales y otros aspectos como la falta de control, la elevada interferencia del problema en la vida del individuo, la tolerancia (es decir, que cada vez se necesita más cantidad de conducta o grado de riesgo en las mismas para conseguir el mismo placer. Algunas conductas de riesgo que se llevan a cabo son facilitar datos personales, o citarse con alguna persona que se haya conocido a través de la red) y/o el síndrome de abstinencia (cuando no lo hacen padecen dolores de cabeza, estomacales, reacciones emocionales negativas, confusión, problemas para concentrarse…), entonces podemos hablar de un alto riesgo de que se padezca adicción al sexo. 

Factores predisponentes para sufrir adicción al cibersexo

1. Factores personales: 
  • Baja autoestima. 
  • Imagen corporal muy distorsionada. (por ejemplo, una persona con un autoconcepto físico negativo puede explorar una identidad nueva y de repente sentirse atractivo ante todas las personas con las que está chateando, convirtiéndose en una especie de gran amante en el ciberespacio) 
  • Disfunciones sexuales no tratadas. 
  • Haber tenido previamente una adicción sexual. 

2. Factores sociales: 
Lo que hace el uso de Internet particularmente adictivo se resume con el término de la “Tripe A”, que viene de las siglas en inglés de los conceptos “Coste o comodidad, Accesibilidad y anonimato”
  • Coste o comodidad: Un dato que facilita el entendimiento de esto es por ejemplo; la adquisición de una revista o vídeo pornográfico puede oscilar entre 20 y 40 euros aproximadamente, mientras que por 20 euros es posible conectarse a internet durante un mes con acceso ilimitado a miles de sitios sexuales y cientos de miles de imágenes sexuales. 
  • Accesibilidad: la variabilidad de los sitios a los que poder conectarse es muy amplia, lo que permite al sujeto adaptar los materiales a sus intereses sexuales personales. La facilidad con la que poder conectarse a estos sitios puede animar a que muchas personas que normalmente no realizarían determinadas conductas entren en internet para explorar su curiosidad, lo que les lleva inicialmente a sentirse sorprendidos y posteriormente a sentirse estimulados por nuevos contextos sexuales.
  • Anonimato: el anonimato que permite Internet puede proporcionar una gran sensación de control al usuario sobre el contenido, formas y naturaleza de la experiencia sexual on-line. Por ejemplo, a través de internet una persona puede cambiar de pareja con gran rapidez sin la necesidad de dar ninguna explicación si la interacción no es de su agrado, se pueden ensayar conductas homosexuales o hacer tríos. Todo esto desde el contexto anónimo y seguro que ofrece el ciberespacio. El miedo a “ser pillado” desaparece. 

Cómo prevenir la adicción al cibersexo en adolescentes 

Una de las mejores medidas preventivas viene desde la escuela, con una buena educación sexual, que actualmente sigue sin estar presente en las aulas, sobre todo en los colegios de ámbito religioso. Si una persona tiene una buena educación sexual, difícilmente el cibersexo le va a satisfacer plenamente y, por lo tanto, se reducen las posibilidades de adicción. Puede que acceda esporádicamente, pero otra cosa muy distinta es que su sexualidad se reduzca al cibersexo.
 
Por otra parte, una buena detección temprana. Son muy pocas las personas que acuden a consulta con este problema exclusivamente. La adicción al cibersexo suele acompañar a otras patologías.

No convertir el sexo en un tema tabú es otra pauta a tener en cuenta, a veces se tienen grandes dificultades en entablar este tipo de conversaciones con los más pequeños en las estructuras familiares, ocultándolas, evitándolas o convirtiéndolas en temas tabú, debido al miedo o vergüenza que estas pueden generar. Esto dificulta el desarrollo de una sexualidad sana e íntegra que permita un conocimiento adecuado sobre el organismo, las emociones, la efectividad o el placer. Es aquí donde la pornografía entra en juego, convirtiéndose en el educador de relaciones sexuales y generando este tipo de problemas. 

Muchas veces la adicción al cibersexo también puede venir de la no aceptación de la propia sexualidad, es importante transmitir aceptacióna nuestros hijos, que lo importante es que sean ellos mismos, que no importa que inclinación sexual tengan. 

¿Y si mi hijo ya sufre la adicción? 

A veces no sabemos cómo diagnosticar las primeras conductas representativas del problema y nos encontramos con que la adicción ya se ha desarrollado, ante esto como padres también se puede ayudar a los hijos y además de contactar con un experto, desde casa también se puede ejercer de co-terapeuta agilizando la recuperación;
  • Ayudarles a preguntarse qué hay debajo de esos comportamientos, es decir, no poner el foco del problema en la conducta del adolescente sino en el motivo que le lleva a ella, por ejemplo, curiosidad, tensión, ansiedad, aburrimiento, ganas de saber, necesidad de incluirse en un grupo social… así se podrá buscar una conducta sana que satisfaga ese motivo. 
  • Transmitirle lo positivo del amor y de las relaciones sentimentales y sexuales estableciendo vínculos afectivos con la otra persona. 
  • Mostrarle que lo que le está ocurriendo es algo que puede pasar, respondiendo sin entrar en pánico o en asombro, miedo o asco, sino con alegría por poder compartir esa información. Intentando conectar así con las emociones que esté mostrando en ese momento, como pueden ser la curiosidad, la preocupación, el desafío o el miedo y dejando claro que como padres le vais a amar incondicionalmente. 
  • Cuando se quiere que una conducta cese (y esto sirve para cualquier tipo de conducta), hay que facilitar un intercambio, es decir, una actividad alternativa más sana en la que invertir el tiempo que ahora se invierte en la conducta que se desea extinguir.  En este caso se le intentarían dar caminos alternativos a la pornografía. Por ejemplo, libros sanos, conversaciones con un experto, actividades al aire libre… 
Para finalizar, los adolescentes desean tener información sobre la sexualidad, es normal su cuerpo está cambiando y se están descubriendo a sí mismos en diferentes ámbitos y uno de ellos es el sexual, entra dentro del significado de hacerse mayor. Lo que ocurre es que no siempre quieren admitir que no saben tanto como ellos desearían. Hablar del sexo con los hijos puede ser embarazoso, pero es importante. 

La comunicación abierta entre padres e hijos favorece las relaciones afectivas familiares y ayuda a los menores a constituir una personalidad más fuerte, con unas bases bien arraigadas que a menudo impiden que se tomen elecciones erróneas. 

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