La lactancia y el vínculo de apego


La lactancia natural es la mejor forma de alimentar al bebé durante los primeros meses de vida, siempre que sea posible.

Además de las ventajas que supone a nivel nutricional y de defensas, es muy importante para que el vínculo de apego entre madre e hijo se desarrolle y consolide adecuadamente.

Vínculo de apego

Cuando el niño desarrolla un estilo de apego seguro, se siente tranquilo, seguro, a salvo. Se siente querido y valorado, y se desarrolla con plenitud a nivel emocional.

La lactancia es uno de esos momentos que podemos aprovechar para sentir a nuestro hijo, ya que si se hace de manera adecuada puede ser un momento muy especial entre madre e hijo.

En recomendable informarse durante el embarazo si se tienen dudas sobre la lactancia, acudir a algún grupo de apoyo a la lactancia, o al menos plantear a la matrona o ginecólogo si tenemos dudas al respecto. Se trata de que la mamá, cuando llegue el momento de dar de mamar al bebé, se sienta lo más tranquila  y segura posible.

Tras el parto se recomienda poner al bebé a mamar lo antes posible, aunque aun no se haya producido la subida de leche, ya que al principio el pecho segrega un líquido llamado calostro que es muy nutritivo, y además, la succión del bebé estimulará la subida de la leche.

También es recomendable mirar a la carita del bebé mientras se le da el pecho, hablarle, acariciarle la cabecita...es un momento ideal para mostrarle nuestro afecto e interés, un momento que dedicarle plenamente a él.

El contacto piel con piel es muy importante. Tengamos a nuestro hijo en brazos, sobre el pecho, recostado en nuestro regazo ...todo el tiempo que nos apetezca. Es común oír que no es bueno tener a los niños mucho en brazos porque "se acostumbran", que no descansan bien si duermen en brazos o con los papás, y muchos falsos mitos al respecto.

Los humanos somos mamíferos, y como el resto de mamíferos, nuestros bebés necesitan el contacto frecuente con la madre ( y también con el padre). Basta observar una camada de perros, gatos o cualquier otro mamífero, y vemos como las primeras semanas las crías están siempre en contacto con la madre, salvo cuando esta se ausenta para comer, asearse o cazar. Conforme las crías ganan en autonomía, van buscando más independencia: empiezan a salir a ratitos a explorar el entorno, a jugar, se alejan un poco de la madre....

No somos tan distintos de los animales en muchos aspectos. Al principio, nuestro bebé necesitará de nuestros cuidados, nuestra atención y nuestro afecto todo el tiempo. Poco a poco irá madurando y haciéndose más independiente....y en menos que canta un gallo tendremos un niño que ya no nos "necesita" tanto, que se aleja más de nosotros...y echaremos de menos de menos esos primeros meses y años.

Así que disfrutad de vuestros bebés, tenedlos al brazo cuánto os apetezca, besadlos y acunadlos y achuchadlos todo lo que queráis, y no temáis que por ello su desarrollo sea más lento, se vuelvan más dependientes o inseguros.

El afecto nunca sobra, y no está reñido con educar, ni significa lo mismo que sobreproteger.

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