El secreto de la felicidad
Las reflexiones y recetas sobre la felicidad son abundantes.
Desde la filosofía, la religión, la medicina, la psicología.... todos parecen
tener algo que decir algo acerca de cómo conseguir la felicidad.
Algunos creen que el hedonismo es una vía directa a la
felicidad. Sin embargo, el amor excesivo a uno mismo acaba desembocado en
conductas egoístas, acomodadas....el hombre se vuelve incapaz de sufrir ni
esforzarse ni frustarse.
El hedonista busca el placer como meta en la vida, y pudiera
parecer que el placer equivale a la felicidad. Pero el placer aburre pronto.
Está bien cuidarse, mimarse y dejarse abrazar por los
placeres de la vida....pero hace falta algo más.
Pero...¿Qué más?
Otras filosofías abogan por una especie de desapego de todo,
un estoicismo que nos liberará de los yugos de las obligaciones, de lo
material....que nos hará sentir ligeros como plumas, libres de ataduras y
obligaciones innecesarias.
Cierto, uno puede ser más feliz si no muestra un apego
excesivo por lo material, si simplifica su vida para quedarse con lo realmente
importante....
Pero eso me temo que no basta. En ese vacío libre de tareas,
de responsabilidades, de obligaciones, de consumismo.....¿qué hay?
Habrá que llenarlo con algo.
Algunas religiones nos hablan del sufrimiento como camino al
a felicidad. Sufre mucho, y alcanzarás algún día una vida mejor (en el más allá
tal vez). Si bien es cierto que el
sacrificio, la entrega, el esfuerzo, la constancia y la tenacidad nos pueden
aportan grandes compensaciones...no solo de trabajo vive el hombre.
Así que...qué nos queda? Un puzzle extraño en el que andamos
desorientados, buscando anhelantes ser felices, y sin saber muy bien qué
debemos hacer para alcanzar esa felicidad.
Nos queda el amor...pero solo con eso no basta, todos lo
sabemos.
La salud, imprescindible sin duda pero no suficiente.
Así que...
Selinger, uno de mis autores favoritos sobre este tema, ha
estudiado ampliamente la receta para ser felices. Y en realidad, no es ningún
misterio. Para resumirlo un poco:
intentar vivir plenamente, sintiendo y gozando de las cosas bellas, buenas y
sencillas de la vida.
Esforzarse por ser un poco mejor en cualquiera de los
aspectos de nuestra vida, ya que en este deseo de aprender, de mejorar, se
encuentra una gran satisfacción.
Ampliar, explorar y disfrutar plenamente de todas las
esferas de nuestra existencia, de todas las posibilidades que tenemos por
delante y que a veces por comodidad, por miedo, por desconocimiento, tenemos
aparcadas.
Y tratar de buscar el equilibrio entre los distintos roles
que ejercemos: el rol individual, el rol de padres, hijos, amigos...nuestra
faceta profesional ...etc. tratando de encontrar tiempo para cada una de ellas.
Al parecer no hay recetas mágicas para la felicidad, no la
da una cosa en concreto, sino un cúmulo de pequeñas circunstancias, vivencias,
momentos....que sumadas hacen que nuestra existencia sea plena.
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