Adolescentes y drogas: ¿Cómo hablar con tus hijos?



Cuando nuestros hijos empiezan a rozar la adolescencia, y llegan las primeras salidas solos, en los padres empieza a resonar la preocupación por si sus hijos consumen alcohol o drogas. Paradójicamente, pese a esa preocupación, normalmente los padres no abordamos directamente este tema con nuestros hijos, no sabemos cómo hablarles del tema, ni cómo responder a sus preguntas.

La educación es el primer paso. Debemos empezar por ofrecer información clara y realista sobre las diferentes drogas, el efecto de su consumo, los riesgos para la salud, etc.

Seguro que durante esa conversación nos preguntan : “ ¿y tú lo has probado?” 
A lo que los padres no sabemos qué responder.

Puede que tengamos la sensación de que si respondemos que sí, estemos de alguna manera normalizando el consumo, o dándoles permiso implícitamente para hacerlo. Y es posible que lo interpreten así. Los padres conocemos a nuestros hijos y su grado de madurez y responsabilidad, por lo que la respuesta dependerá de cada niño y también de cada estilo educativo. 

En cualquier caso, es habitual que los jóvenes pasen por una época de experimentación y que es posible que prueben varias drogas, y que no por ello necesariamente van a tener un problema de adicción. Lo normal tras esa fase es que se limite o incluso se termine el consumo.

¿De qué depende de que un adolescente haga un consumo excesivo de tóxicos o desarrolle una adicción?

Hay muchos factores implicados en ello, de muy diversa índole:

- Su personalidad y herencia genética. Son factores heredados, de origen biológico, que predisponen a unas personas más que a otras a desarrollar dependencia de sustancias.

- El entorno: familia estable y entorno seguro, amistades conocidas y sanas, instituto o centro de estudios adecuado. Jóvenes estables y bien adaptados socialmente tienen menos riesgo de adicción.

- Educación y cultura. Generalmente se asocia un mayor índice de consumo en niveles socio económicos bajos. Aunque por supuesto hay consumo en todo tipo de jóvenes.

- Hábitos saludables: deporte al aire libre, red social amplia, variedad de hobbies y aficiones…

- Salud psicológica: los niños con tdha, trastornos de conducta o fobia social, que no reciben el adecuado tratamiento psicológico presentan más predisposición a desarrollar adicciones.

Estar ahí. La presencia paterna.

Dejarles claro que pueden contarnos todo. Que estamos ahí para ayudarles, crear un clima de confianza no es sinónimo de colegueo o de convertirnos en sus amigos. Pero sí de que sepan que vamos a apoyarles en sus dificultades y problemas y ayudarles a resolverlas. No dar por sentado que lo saben. Decírselo explícitamente.

¿Y si detectamos un consumo indebido?

En primer lugar hablarlo con él. Y si lo consideramos necesario, buscar ayuda. No dejarlo para más adelante o esperar a que se solucione solo. Muchas veces tras ese consumo abusivo o dependencia se esconden problemas psicológicos: timidez, falta de habilidades sociales, problemas emocionales… Por lo que explorar estos aspectos no está de más, con el fin de comprender qué busca nuestro hijo al refugiarse en las drogas. 

Ser pacientes, confiar en el sentido común de nuestros hijos y permitirles vivir su propia adolescencia. Y al mismo tiempo estar ahí, pendientes por si nos necesita, pero dejando que las cosas fluyan.

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