QUÉ ES LA ANSIEDAD


 

La ansiedad es una emoción. Es una emoción natural en nosotros, al igual que otras como la tristeza, el enojo, la angustia, la alegría y el júbilo. 

No es una enfermedad, ya que no implica el deterioro o daño de un órgano o tejido. Nuestro sistema nervioso posee mecanismos homeostáticos por lo cual, nunca colapsa. 

La ansiedad, lejos de ser perjudicial, resulta necesaria para la supervivencia.

La ansiedad nos motiva a realizar conductas que satisfacen ciertas necesidades. Por ejemplo, si el organismo está privado de alimento, la ansiedad nos provoca que vayamos en busca de comida. Un nivel medio de ansiedad facilita el aprendizaje; pero cuando se eleva y no se ajusta a la situación, nos desorganiza el comportamiento. Frecuentemente, la ansiedad nos protege; funciona como una reacción de alarma que nos permite seguir con vida. Por ejemplo, si estamos distraídos antes de cruzar una avenida, el sistema opera de manera automática, provocando palpitaciones, la tensión corporal o una sensación subjetiva de aprehensión lo cual nos obliga a prestar atención al medio que se ha tornado amenazante.



Desmontando algunos mitos sobre los ataques de pánico: 

· Las personas no mueren a causa del pánico; por el contrario, la aceleración del sistema cardiovascular demuestra su correcto funcionamiento. 


· Dada la fuerte activación de la rama simpática del sistema nervioso autónomo durante el pánico, es muy poco probable que ocurra un desmayo. 


· La sensación de hormigueo en brazos y piernas se debe a que la sangre va de la periferia hacia el corazón para que éste disponga de más oxígeno y glucosa pudiendo así acelerar su ritmo. 


· El dolor en el pecho no posee un origen cardíaco sino que suele resultar de la tensión del músculo pectoral, esforzado por la hiperventilación. 


· En general, los mareos se deben a la contractura del músculo que rodea al cuello, el cual se tensa y presiona sobre las vértebras cervicales, provocando la sensación de inestabilidad y hasta náuseas. 


· La falta de aire suele percibirse cuando la persona respira rápido, agitado y entrecortado. Si se varía el ritmo por medio de respiraciones pausadas, esta sensación se revertirá. · Los síntomas intensos del pánico no duran más de 10 minutos y no dejan secuelas; sólo un poco de cansancio similar al experimentado luego de haber corrido una carrera. · Durante la crisis, el cerebro activa una alarma al creer erróneamente que va a morir, incrementando el funcionamiento del sistema cardiorrespiratorio; de ahí las sensaciones tan temidas del pánico.

·La activación fisiológica durante el ataque de pánico se asemeja a cualquier ejercicio físico; la diferencia radica en que en dichas acciones la persona típicamente no presta atención a las sensaciones corporales, menos aún las atribuye a un problema de salud; por lo tanto, no provocan miedo 

Usualmente, las crisis de pánico revierten en muy pocas sesiones. El diagnóstico de trastorno de pánico es diferente al de Trastorno de Ansiedad Generalizada. 

El trastorno de pánico contiene como su principal característica la preocupación permanente por volver a experimentar un ataque de pánico. El trastorno de pánico acostumbra presentarse en la mayoría de pacientes que han padecido crisis de pánico y su remisión conlleva un trabajo terapéutico más prolongado. En esta etapa, los pacientes muestran muchos temores a las más mínimas sensaciones de ansiedad; por esta razón conviene efectuar psicoeducación acerca de la ansiedad misma. 





En conclusión, son dos los elementos que diferencian a la ansiedad patológica de la adaptativa. Por un lado, la adecuación, esto es, que se trate de una reacción a un peligro real pero por otro lado, el monto, en el sentido que la cantidad de ansiedad experimentada sea proporcional al riesgo percibido. En pocas palabras, la ansiedad se considera patológica cuando no existe una amenaza auténtica o cuando, existiendo dicha amenaza, la reacción es desproporcionada alta respecto de la misma

Finalmente, conviene remarcar que la ansiedad se controla pero no se elimina, eso sería antinatural. Debemos vivir aceptando un cierto nivel de ansiedad pues ello ayuda a la supervivencia. Los factores de riesgo que sí provocan predominantemente las muertes prematuras son el tabaquismo, el alcoholismo, la sobrealimentación, el estrés crónico y los comportamientos impulsivos. La ansiedad en sí misma no es un factor de riesgo. La ansiedad es molesta, pero no peligrosa.

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